La moneda brasileña se depreció ayer 1,5 por ciento, a 1,61 unidades por dólar, como consecuencia de la decisión del Banco Central de ese país de reducir en medio punto porcentual la tasa de interés que se toma como referencia en esa plaza financiera. La baja del costo del dinero se decidió el miércoles por la noche y forma parte de una serie de acciones tomadas por el gobierno de Dilma Rousseff para evitar la apreciación del real y su impacto en la competitividad industrial.
La suba de la tasa Selic y la caída del valor del real tuvo impacto negativo en la jornada de ayer de la Bolsa de Comercio porteña, donde el índice Merval bajó 1,27 por ciento. La economía brasileña es uno de los tractores de las ventas de la industria argentina y la apreciación del real ayudó en los últimos años compensar en parte la apreciación del peso como producto de la inflación.
De allí que la movida monetaria brasileña encienda luces de alerta, sobre todo por el efecto que un real devaluado puede tener en las importaciones de ese origen en Argentina. De hecho, según un informe de la consultora Abeceb.com, en agosto se importaron desde el país vecino 2.205 millones dólares, el valor más alto de la serie.
"En lo que va de 2011, Argentina realizó compras al país vecino por 14.681 millones de dólares, un 31,5 por ciento por encima del acumulado en los primeros ocho meses de 2010", señala el estudio, en el que también se refleja que el déficit de agosto, de 767 millones de dólares, aportó a un rojo acumulado de 3.727 millones de dólares.
Aun cuando no había toda vía indicios de inquietud bancaria en Brasil, el intercambio comercial se incrementó en paralelo con el déficit de la balanza comercial para Argentina. Las compras al país vecino crecieron 31,5 por ciento desde enero y acumularon 14.681 millones de dólares. En el mismo período, las ventas a ese destino sumaron 10.954 millones de dólares, con un crecimiento del 18,4 por ciento. El déficit casi se duplicó (95 por ciento) respecto del mismo período del año anterior.
Esta dinámica de desequilibrio comercial, que tiene carácter estructural, fue en parte contenida por la política de cupos, trabas y acuerdos sectoriales entre empresarios de ambos países (ver aparte).
La administración de Dilma Rousseff dio señales desde principios de años de un cambio en la política comercial, sobre todo para defenderse de la guerra de devaluaciones desatada en el mundo. Primero aplicó licencias no automáticas de importación, luego lanzó un plan de reducción de impuestos a las industrias de ese país y, en las últimas horas, bajó la tasa de interés de referencia.
Acuerdo por la celulosa
Las asociaciones que nuclean a los fabricantes de celulosa de papel de Argentina y Brasil renovaron por dos años más el acuerdo sectorial binacional que las compromete a mantener los niveles de abastecimiento interno y desarrollar políticas conjuntas de exportación a terceros países.
El entendimiento fue firmado ayer por la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel de Argentina y la Asociación Brasileña de Celulosa y Papel, quienes mantendrán el “Acta de Entendimiento y Complementación” vigente desde 1999. Este tipo de acuerdo le permitirá a la industria del papel asegurar el abastecimiento, sostener el volumen de comercio y desarrollar políticas conjuntas de exportación a terceros países.
El entendimiento fue firmado ayer por la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel de Argentina y la Asociación Brasileña de Celulosa y Papel, quienes mantendrán el “Acta de Entendimiento y Complementación” vigente desde 1999. Este tipo de acuerdo le permitirá a la industria del papel asegurar el abastecimiento, sostener el volumen de comercio y desarrollar políticas conjuntas de exportación a terceros países.
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