El presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio De Mendiguren, dijo que estaba “atento” a lo que sucede con la devaluación del real y advirtió que la Argentina no está blindada del impacto de la crisis internacional.
Las decisiones de política económica que está tomando el gobierno brasileño de Dilma Rousseff están siendo observadas con mucha atención desde la Argentina, que teme sentir en el corto plazo los coletazos de una crisis internacional que pretendía esquivar sin mayores sobresaltos. Ayer el presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio De Mendiguren, dijo que estaba “atento” a lo que sucede con la devaluación del real y advirtió que la Argentina no está blindada del impacto de la crisis internacional.
“Estoy atento. Creo que hasta ahora la crisis se manifestaba de otra forma, era en los países centrales, y la región estaba en una posición bastante favorable ya que tuvo en el último período estabilidad macroeconómica, crecimiento de las reservas”, planteó De Mendiguren sobre la depreciación de la moneda brasileña.
En este sentido, admitió que “producto de lo que pasó en la última semana, ahora también estamos mirando hacia adentro de la región”.
En cambio, el presidente de la Cámara de Exportadores de la Argentina (Cera), Enrique Mantilla, puso algunos paños fríos sobre la situación y consideró ayer que la devaluación de 16% que registró en septiembre el real frente al dólar, debe “ser contextualizada para evitar simplificaciones”.
A su juicio, Brasil se contagió la enfermedad holandesa y es positivo que tome remedios. Sobre la depreciación del real, Mantilla indicó que un 4% está vinculado a la revaluación del dólar, el otro 12% era esperado luego de las declaraciones, el 1º de septiembre último, del ministro de economía brasileño, Guido Mantega.“Lo importante es ver cuál es el nivel en que se estabiliza la paridad cambiaria. Nuestro escenario básico en relación con el peso argentino es que se volvería a valores similares a diciembre 2008”, señaló. El dirigente exportador recordó que Brasil había establecido un impuesto a las operaciones financieras penalizando con un 6% a la entrada de capitales.”En enero de este año, estableció restricciones a los bancos para operaciones a la vista en dólares con un límite de 3.000 millones de dólares; en julio, corrió este límite a 1.000 millones”, precisó.
Esta semana la política cambiaria brasileña estuvo en el centro de la escena. El real cayó durante la semana frente al dólar pese a que el Banco Central de Brasil intervino fuertemente para evitar el desplome. Fue llamativa la decisión del organismo, que el jueves pasado salió a vender 2.750 millones de dólares en swaps cambiarios reversos porque marcó un cambio de estrategia de un gobierno que se venía quejando de la “guerra cambiaria” de parte de sus vecinos del Mercosur que dejaron a su moneda muy sobrevalorada.
Competitividad local.
Este convulsionado escenario en el vecino país puso en alerta a los industriales argetinos. Así, De Mendiguren señaló que “Brasil venía con un problema de competitividad antes de estas medidas de la última semana” y señaló que el país vecino “estaba tomando medidas, hace un mes mas o menos, para corregir esto”.
“Ante lo que sucedió en la última semana, Brasil empezó también con un deslizamiento de su tipo de cambio, esto hasta ahora no lo había hecho, parecía que las medidas anteriores era precisamente para evitar esto”, analizó el industrial.
Sin blindaje.
Consultado sobre si la Argentina está blindada de los efectos de la crisis económica internacional, afirmó que “no”. Y agregó: “si blindada significaría que la crisis del mundo no puede afectar en nada a nuestra economía, diría que no. Nosotros comercializamos con el mundo”, fundamentó.
Así, razonó que al caer la demanda en Europa y Estados Unidos, las producciones que exportaba China y el sudeste asiático a esas zonas, “intentan colocarse en cualquier parte, aunque más no sea para cubrir sus costos”.
Por eso, aseveró que el mercado interno, al igual que sucede en Brasil, “está siendo amenazado por productos que vienen por debajo de su costo”.
De Mendiguren enfatizó que “esta crisis internacional a la región no la puede afectar como la hubiera afectado en otras épocas” porque en el último período hubo “una estabilidad macroeconómica importante, acumulación de reservas, y la deuda sobre PBI, es la cuarta parte o la mitad de lo que tienen los países desarrollados”.
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